Esta
increíble entrega de Harry Potter (Daniel Radcliffe) arranca con
un "Harry de barrio" aguantando como siempre las cargosas bromas de
su hermanastro, mientras ocurre algo extraño e inesperado para ambos: una
enorme y oscura tormenta se desata sobre ellos. Desde ese momento el pequeño
mago comienza a darse cuenta de que nada será igual luego de eso.
Los
hechos que Harry tendrá que enfrentar no tienen nada de parecido a las entregas
anteriores, sino que son aún peores, o si se quiere "mejores" para
los que estamos del otro lado de la pantalla. Aquí no hay ni un momento de
tranquilidad, como en la cuarta película, sino que todo se torna gris y se
suman nuevos personajes decisivos: Luna Lovegood (Evanna Lynch), una
niña rubia excéntrica, quien al principio se torna confusa. Sirius Black (Gary
Oldman), juega un papel primordial en la vida de Harry por un fuerte
vínculo con su padre y por ser una especie de consejero del mago. Por último,
la insoportable y autoritaria profesora Umbridge (Imelda Staunton) que toma
la escuela Hogwarts y se gana el odio de los estudiantes.
Así
nuevas caras se van agregando a la vida de este niño gris aprendíz.
Si
se observa en detalle todo el film, notamos algunos comportamientos extraños
por parte de personas allegadas al personaje. Tal es el caso de Dumbledore (Michael
Gambon) que toma una sorpresiva diatancia hacia Harry.
Se
destacan como temáticas el compañerismo, la idea de que en un mismo lugar o
ambiente no pueden convivir el bien y el mal juntos, la envidia, y sobre todo
la valentía y ganas de vencer de alguien que todavía no es mayor.
Efectos
y sonido: indiscutiblemente superiores con cada entrega. Mucha fantasía, un
toque de humor, rara al principio pero muy valiosa al final.
El
mal regresa, hay nuevas aventuras para los alumnos de Hogwarts y mucho suspenso
de por medio. Una verdadera obra maestra escrita por J. K Rowling.
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SI ---
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