“El laberinto del Fauno” (una coproducción hispano-mexicana) nos remonta a 1944,
época en la que la Guerra
Civil Española había dejado profundas secuelas. Sin embargo,
los soldados optaban por refugiarse en los vastos montes por temor a ser
atacados por el bando enemigo (los republicanos).
En
medio de este contexto, Ofelia (Ivana Baquero), una niña muy humilde y
huérfana de padre, con Carmen (Ariadna Gil), su madre embarazada y
enferma juegan los roles principales. En una de sus aventuras, la pequeña
encuentra un misterioso laberinto, y en él se topa con un gran fauno (Doug
Jones), quien será el responsable de un golpe de suerte en su vida.
Se
desatan peligros y la niña tiene que enfrentar temores, cuidando mucho a su
madre y sufriendo el maltrato constante de su padrastro, el malvado Capitán
Vidal (Sergi López).
No
es una película infantil, ya que a pesar de tener una fantasía extrema y
momentos emotivos, también cuenta con una violencia tal vez un tanto
innecesaria que impresiona mucho.
Por
otro lado, los efectos especiales, digitales y el vestuario merecen una mención
aparte (en especial en el personaje del fauno), y la idea de revelarse y
oponerse a las injusticias está muy bien plasmada, gracias a la focalización
por parte del director (Guillermo Del Toro), en la situación de los años
’40 en España.
En
medio de estas encrucijadas, el final resulta totalmente inesperado y nos hace
creer en aquella frase de que “nada es imposible” si se lo desea de verdad y
con el corazón.
El
director utiliza mucho (y bien) las metáforas, los sentidos y los significados
profundos para jugar con la mente del impaciente y entretenido espectador,
quien se deja llevar y se mete muy adentro de esta historia como si fuera un
auténtico personaje de la misma.
La
trama se destaca por demás y las actuaciones son inmejorables a pesar de no
contar éste film con actores conocidos.
No
siendo adecuada para chicos muy chicos, la película aparenta ser al principio
un “cuento de hadas”, pero luego se torna dura y cruel, pero no sin dejar un
buen sabor de boca y satisfacción hacia el desenlace, el cual nos brinda una
pequeña “sorpresa actoral”.
Sin
embargo, a pesar de no ser sólo un simple film fantasioso, y de encerrar en su
interior otras cuestiones, provoca que el que la mira vuelva a ser todo un
niño.
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SI ---
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