Esa
es la enseñanza que pretende dejarnos Memento (ganadora del Globo de Oro
y nominada a dos premios Oscar).
El
nombre hace honor a un momento específico (Amnesia) en el que la memoria a
corto plazo se esfuma y el sujeto entra en un estado de desesperación constante
por recordar.
Plagado
de idas y venidas que suelen desconcertar por momentos, este film merece
prestarle demasiada atención a los flashbacks que nos cuentan absolutamente
toda la historia. Los recuerdos aquí van hilando la trama muy jugosa, entretenida
y audaz. Eso es lo que logró Christopher Nolan, director de esta obra de
arte, y también recordado por dirigir The Prestige (El gran truco).
“Los
recuerdos desvirtúan, son una interpretación, no un registro. Me baso en hechos
no en recomendaciones…”. Estas palabras insertas y a la vez redundantes en el
diálogo quedan en la mente de cualquier persona que vea la película, y
propician un posterior cuestionamiento de si realmente será como el personaje
lo cuenta.
Leonard
Shelby (Guy Pearce), un empleado retirado de una compañía de seguros, tiene una
marcada pérdida de la memoria reciente, luego de presenciar un hecho traumático
en su vida: el asesinato de su esposa. Durante el film vemos que él hace lo
imposible por resolver el caso, dar con el asesino (un supuesto John G), y que
para eso se basa en notas, fotografías que él mismo toma y, sobre todo, en sus
tatuajes para poder recordar. Cada mañana se levanta como un hombre nuevo, sin
tener memoria de lo ocurrido el día anterior. Y eso es lo fascinante del
largometraje. Si esto fuera real, ¿cómo un hombre que vivió semejante
experiencia puede vivir de imágenes, notas, y pintadas en su cuerpo, y no de la
memoria y sus recuerdos?...
Por
su parte, Natalie (Carrie- Anne Moss de la trilogía Matrix), se propone
ayudarlo en su busqueda, pero no todo es como parece al principio, ya que ella
esconde muchas cosas.
A
medida que transcurren los hechos, somos testigos de una brusca mezcla de
imágenes en blanco y negro del personaje, y algunas escenas resultan redundantes.
Pero esa repetición es necesaria para el entendimiento del film en su
totalidad. Sin ese toque que nos brinda el director, no sería la misma
película.
De
cierre cómico y medio inesperado, la última escena deja atónito a quien la vea
y da la impresión de un final casi inconcluso, pero haciendo un repaso de todo
el largometraje descubrimos que en realidad no es del todo así.
“No
se puede forzar a alguien para que recuerde, sino solo dejarlo recordar”, en
palabras de Leonard.
---SI---
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