Esta
cuarta entrega de “Duro de Matar” nos ofrece a un Bruce Willis avejentado,
rabioso y vengativo que haciendo su típico trabajo de policía, se topa con una
situación inesperada: rescatar al joven jacker Matt Farrell (Justin Long) de
una balacera intensa en su departamento. Pero todo se complica aún más cuando
el país es víctima de terroristas virtuales que sabotean los sistemas y
manipulan a la gente. Este experto en computadoras se convierte en un personaje
importante para el oficial ya que lo ayudará a atar los cabos sueltos del
problema. Como si fuera poco para él, se sigue complicando todo cuando su hija
Lucy (Mary Elizabeth Winstead) queda en el medio de la cuestión. Allí
verdaderamente conocerán a un McClane enfurecido.
En
esta última parte, contamos con una actuación superior y sobresaliente en
comparación con las anteriores entregas. A pesar de tener unos años más y de no
aparecer por mucho tiempo en la ficción de “Duro de Matar”, a Willis eso no le
impide estar más enérgico que nunca, más buen mozo y con una performance
excelente.
Los
efectos son un tema aparte. Sobrepasan las otras tres películas, se potencian
al doble y provocan adrenalina. Igualmente, como en todo film de acción
estuvieron un poco exagerados y un tanto irreales. Préstenle mucha atención a
la escena en la que él maneja un camión y es perseguido por un helicóptero en
plena ruta.
Así
durante los 127 minutos que dura, esta película hace que el personaje sea como
“eterno”, ya que nunca muere a pesar de todas las heridas y golpes sufridos en
su cuerpo.
En
estos casos tendemos a pensar que es lógico y obvio que el oficial siga con
vida a lo largo de todas las entregas, pero a la vez nos cuestionamos acerca de
si es posible que existiera en un futuro una quinta entrega.
Conviene
destacar que en “Duro de Matar” McClane siempre siguió vivo y que eso no
necesariamente implicaba que continué la saga. Habría que analizar bien su
final (muy parecido al de las anteriores en cuanto a estilo) y si realmente la
situación amerita que Bruce vuelva a las andanzas por quinta vez.
Historia,
trama, montaje, actores y escenografías superiores, lo que nos hace darnos
cuenta del paso del tiempo. En esta parte Len Wiseman, su director, utiliza aun
más tecnología y más creatividad, sin desvalorizar a las pasadas películas.
Bruce
Willis siempre destacándose. Se lo ve muy similar a aquel que aparecía en
“Armageddon”, aquí también con una hija a la que cela, espía y sobreprotege. Un
padre ejemplar pero que pasa poco tiempo con ella por cuestiones de trabajo.
Inmejorable
y dinámica. No me parece “más de lo mismo” como la calificaron otros, sino que
se renueva en los aspectos ya mencionados, pero obviamente teniendo como base
la misma historia, además de que el personaje conserva su naturaleza, su rudeza
e ironía, y eso es quizás lo que a algunos aburre.
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SI ---
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