
El
primer giro se da cuando una mujer con demasiados problemas y no muy bien
económicamente, entra a su vida. Se trata de Maggie (Hilary Swank) que
desea aprender el oficio de ser una boxeadora profesional. Al principio Frankie
se niega, pero luego se entablará una profunda relación de padre-hija.
Rodeada
de hombres, Maggie tendrá que esforzarse por entrenar duro y llegar a la cima
de la mano de otra persona que también estará muy cerca de ella en gran parte
del film. Se trata de Eddie (Morgan Freeman) que en realidad da la
impresión de pasar desapercibido, pero que luego será decisivo.
Hasta
ese momento su carrera va en ascenso, pero un hecho trágico rompe con la
ilusión tanto de la boxeadora como de su entrenador.
Plagada
de escenas emotivas y de desesperación, a mi criterio la película le llega
hasta a la más fría de las personas provocando más de una lágrima por imagen.
Ganadora
del Oscar por mejor película, mejor director, mejor actriz y mejor actor de
reparto, también fue muy criticada por darle crédito a la eutanasia.
Por
este mismo motivo, conviene verla además para analizar cómo Eastwood trata este
tema, es decir desde qué ángulos lo encara y, a partir de eso, que se genere un
profundo debate.
Es
preciso decir que el director hizo una muy buena selección de actores. La bella
Swank tiene los rasgos justos para encarnar a una deportista del boxeo, ya que
muestra sus lados más masculinos. Recordemosla en "Los hombres no
lloran", vestida y peinada como un hombre. Eastwood tuvo en cuenta esa
super producción y eligió a la persona que más encajara con el perfil que
buscaba.
Como
verán, no es sólo la historia de una mujer que quiso ser alguien en la vida y
para eso se aferró a lo que más le gustaba, sino que también vemos los
esfuerzos, los fracasos y un final que no es feliz, sino totalmente injusto.
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SI ---
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