Para
empezar se puede decir que la cuarta entrega de “El juego del miedo” (Darren
Lynn Bousman) es un tanto superior a las anteriores. Jigsaw (Tobin Bell)
murió pero dejó un legado de víctimas tan importante que es difícil entender
quién es el responsable de tanta sangre y locura acumulada. El film empieza de
una manera escalofriante e impresionante por donde se la mire. La película es
dueña de una perversión y venganza ilimitada que hacia el final se logran
cerrar y comprender de manera perfecta. Durante los 92 minutos de cinta,
mediante el trascurso de las imágenes se pretende que el espectador paralizado
tome conciencia acerca de lo que está viendo. No se está en presencia de una
asesino serial, de un violador o de cualquier otra clase de criminal, estamos
viendo todo el tiempo a un hombre que sufrió en el pasado, que amó
profundamente a su esposa y que tenía el deseo de formar una cálida familia. Un
hombre común y corriente con expectativas, ilusiones y mucho para dar que por
razones totalmente externas a él se trasformó rápidamente. Un hecho aberrante
lo trauma por el resto de su vida y no lo deja vivir en paz. Tal es así que
decide dar un giro de 180 grados y convertirse en lo que fue este último
tiempo. Alguien que se designa la misión de enseñar a las personas cómo tienen
que valorar cada minuto de sus vidas. Así durante la película se ve que el
recurso de tratar de mostrar la psicología de Jigsaw para generar esa
“simpatía” con el personaje está muy bien utilizado, porque realmente lo logra
en todos los niveles.
Esta
entrega sin embargo nos resulta algo desconcertante, un poco fugaz en sus
imágenes, pero muy detallista y acertada. En algunas ocasiones las escenas
pueden provocar humor, pero es esa clase de humor cómplice, irónico y negro a
causa de no poder entender todavía cómo alguien es capaz de idear tan variados
métodos de enseñanza, tan complejas máquinas de matar, en resumen, tan
brillante obra maestra.
Otras
críticas hablan de manera exagerada de que esta entrega es mucho más
sangrienta, morbosa y cruel que las anteriores. Personalmente digo que no me
pareció de esa manera ni en el detalle más mínimo. El ingenio del director
sigue siendo perverso, violento y la presencia de la sangre es una constante en
él, pero eso de que “no hay que ver el film habiendo cenado antes” parecen las
palabras de un chico de 10 años que se asombra con “Chuky”. De todos modos,
coincido mínimamente en que las imágenes son perturbadoras y no las soporta
cualquier cuerpo. Las tres entregas son inmejorables y esta también, pero no
hay que alardear. Sin duda es uno de los mejores thrillers que se ha visto en
la historia del cine pero no merece la calificación de “la más sangrienta”.
Sólo se puede agregar que es al mismo tiempo igual en sus recursos e historia,
pero diferente en la manera de encararla. Se plasmaron otro tipo de detalles y
hasta diría que es la más profunda de todas.
A
deleitarse con las locuras de Jigsaw nuevamente, pero a reflexionar mucho
además. No dejen de lado ninguna de las dos opciones, porque una va de la mano
con al otra. Simplemente excelente!
---
SI ---
No hay comentarios:
Publicar un comentario