Los
aspectos más importantes de la vida del más brillante líder conquistador de
casi todo el mundo conocido para la época, se van hilando de una manera
perfectamente coherente. A tal punto que hacen de este film una producción no
solo bélica como muchas otras ordinarias, sino que muestra los primeros 33 años
del famoso Alejandro Magno (Colin Farrel) en varias facetas de su vida.
Se ven sus problemas psicológicos (que me tomaron por sorpresa), sus tristezas
pasajeras, un amor casi oculto y la influencia que tienen en él su padre Filipo
(Val Kilmer) y su madre Olimpia (Angelina Jolie).
Farrel
encarna a una persona solidaria, amable, con algunos trastornos de personalidad
pero a la vez dominante y luchador, que fue admirado y odiado, traicionado,
pero que llevo a Macedonia (Babilonia) a la gloria.
Ambientada
en el 232 a.C.
en un mundo pre- cristiano muy distinto al de hoy en día, se ve a un personaje
que nunca fue derrotado y que tiene ideales bien definidos.
En
las primeras escenas se ve a Alejandro en su más tierna niñez, pero con un
padre alcohólico y una madre neurótica que se identificaba durante toda la
película con serpientes. Luego de esto, el clímax toma posición y se centra en
un conquistador que se transforma en leyenda viva hasta nuestros días.
No
se podía esperar menos de un largometraje del genial Oliver Stone
y con un elenco inmejorable, insuperable derribando el mito de que cuando hay
muchos actores buenos y conocidos por lo general la película tiende a ser mala.
No
hay que olvidarse de Ptolomeo (Anthony Hopkins), relator de la historia
de Alejandro, y así el encargado de que sus vivencias queden grabadas en los
libros antiguos de historia.
En
resumen, en este film no se puede pasar por alto ninguna escena bajo ningún
concepto, fue digna de verse en pantalla grande y es bastante retorcida y de
larga duración, pero cada minuto esta muy bien utilizado.
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SI ---
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