En
el marco del 9º Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI),
desde el 3 al 15 de Abril en las distintas salas de Buenos Aires, se pudo
disfrutar del séptimo arte proveniente de toda Europa y en todas sus
expresiones: cortos, documentales breves o extensos, biografías, largometrajes.
Pude
deleitarme recién en Sábado 14 y el Domingo 15, último día de funciones.
Ese
sábado disfruté de un documental de tres horas. In the Beginning Was the
Image: Conversations with Peter Whitehead de Paul Cronin, relata las
experiencias vividas por un cineasta inglés que decidió dejar su profesión para
dedicarse a algo completamente distinto: criar halcones. Si bien el director
pasó en su juventud por la pintura y otras disciplinas, de antemano sabía que
se dedicaría a filmar cortos y documentales. Dos fueron las películas que lo
incentivaron para tal decisión: Carrie y un film nazi en un gueto de Varsovia
que lo marcó mucho.
Vi
a un Whitehead que no creía en absoluto en la objetividad a la hora de contar
una historia y llevar a cabo un rodaje, y que sentía una profunda aversión por
el cine de Hollywood, por lo que defiende a muerte la tendencia generalizada al
cine independiente.
En
un recorrido por su larga trayectoria, sus relaciones amorosas y sus películas
(Perception of Life- a través de un microscopio- Charlie is My Darling, Let’s
All Make Love in London, Benefit Of a Doubt y The Fall, luego de la cual deja
de dirigir), se aprecia su marcada ideología: nos habla acerca de la alienación
que se da en las sociedades modernas, las ideas que toma de Godard, a quien
admira desde joven, y su concepción de cineasta independiente (es el cual no
gana un centavo en su profesión pero es feliz).
Sorprende
ver a un personaje que no quiere saber nada con las grandes productoras de los
Estados Unidos, porque realmente pudo haber sido un gran director de Hollywood.
Filmó
giras de los Rolling Stones y otras celebridades, pero se animó a rechazar
propuestas con abultados montos. Se ve a las claras a un hombre fiel a sus
ideas.
Es
una lástima que un director con estas características y éste talento haya
sufrido un colapso nervioso que hizo que su amor por el cine se esfumara.
De
más grande, se dedicó a la cerámica y se observa toda una colección de
cacharros hechos con sus propias manos. Increíblemente pasó de un extremo al
otro.
Él
no sólo fue el protagonista de éste largo documental, sino que además participó
en la composición de la música en cada imagen, gracias a que es amigo del
creador de ésta historia.
Conclusión.
El cine independiente tal y como lo disfruté ésta vez, es algo que no se debe
menospreciar ni mucho menos pasar por alto. Creo que las grandes producciones
no se ven sólo en Estados Unidos, donde los efectos y la ciencia ficción emanan
por doquier, sino que se pueden apreciar mediante una simplicidad absoluta,
siempre y cuando se cumpla el objetivo del director: transmitir bien una idea
hacia su público.
Larga
vida al buen cine!.
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